Apología a la Vida

            Miro a mi extraño alrededor y me exalto con cierto estupor. Siento ardor al ver la maldad y su poderoso fulgor. Sociedad, ¿dónde está el amor? Percataos, por favor, que está en apogeo el dolor, que en las sinuosas calles hay un horrible hedor, un putrefacto olor. ¿Por qué no luchar con pundonor? La vida no tiene por qué ser de negro color, dejemos las desgracias para el Infierno y su calor. ¿Por qué no recuperar la bondad y el honor? Hagamos de nuestra confundida sociedad un mundo mejor, gobernado por el majestuoso imperio del amor.

            Si un ejército pudiera utilizar el poder del amor gobernaría el mundo, ¿acaso pensáis lo contrario? No sea estrafalario de pensamiento, pues en este escrito no miento, tan sólo expreso la cruel realidad del momento. La vida es un lamento que como el Infierno arde, es un esperpento. ¿No sientes tras tu cuello su agónico aliento? Un llamamiento a la paz es lo que en este escrito fomento. Y es que la vida no es un alegre cuento, o al menos eso es lo que yo pienso.